A Santi Siri lo conocí hace poco más de 3 años, en el primer viaje de Webprendedor a San Francisco. Santiago estaba emprendiendo y moviéndose muy bien en Silicon Valley. Para mí era un crack! Hablaba de fondos de inversión, de seed rounds, y la tenía súper clara. Luego supe en qué andaba: POPEGO, un proyecto argentino que parecía gringo (igual que su fundador). En los últimos años, Santi Siri se convirtió en el mayor referente del emprendimiento digital en Argentina y ahora que planeamos un viaje a Buenos Aires, no podía no conversar con él.
Con ustedes, Santiago Siri 😉
—¿De dónde sale Santiago Siri en pocas palabras?
—Probablemente de mi madre. Pero especificando en lo profesional, tuve la suerte de tener una computadora desde muy chico e Internet durante toda mi adolescencia. Cuando terminé el colegio, armé mi primer startup desarrollando videojuegos (el más destacado fue Fútbol Deluxe, un manager de fútbol bien realista donde se podía coimear al referí por ejemplo)… esa experiencia me dejó muchas lecciones muy valiosas sobre el esfuerzo que implica arrancar un proyecto, armar un equipo, crear el producto, y salir a venderlo. Lo más importante fue que me sacó muchos miedos respecto a lo que significa el fracaso y que en última instancia, el fracaso es no volver a levantarse.
En Argentina descubrí mucha gente que compartía el mismo sueño por hacer videojuegos y también proyectos en Internet que me hizo ver que desde nuestros países se podía generar tecnología de punta sin ningún problema. Sólo se requieren ideas, ganas y mucha perseverancia.
—Te vimos hace un par de años en Techcrunch50 con Popego y WhuffieBank. ¿Qué fue lo más power de esa experiencia?
—Lanzar en TC50 fue de las aventuras más divertidas e interesantes en mi carrera profesional. Con Popego en 2008 apuntamos mucho de nuestro esfuerzo a lograr entrar en esa competición…elegían 50 startups entre más de 1000, lo cual no era nada fácil. Me acuerdo bien que pasamos por 4 entrevistas telefónicas de 15 minutos, cada una muy estresante.
Un domingo vimos que Michael Arrington escribió en TechCrunch que ya habían elegido a 40 de las 50, y que para las 10 restantes estaba aceptando que lo visiten en su casa para una entrevista personal. Entonces con mi socio (Emiliano Kargieman) nos subimos a un avión ese mismo día rumbo a San Francisco pidiendo a Arrington que nos deje ir a visitarlo. Cuando aterrizamos, vimos el mail de respuesta diciendo que aceptaba vernos ese mismo día a las 7pm. Eran las 5pm. Alquilamos un auto y fuimos directo a su casa para la entrevista personal y mostrarle nuestra tecnología en acción. Cuando terminó la entrevista, nos dijo que en 2 semanas tendría la respuesta. Después de días de espera fatal, creo que nunca salté con tanta alegría como cuando llegó el mail de TC50 diciendo que éramos finalistas de la competencia y que podríamos lanzar nuestra startup en el corazón mismo de Silicon Valley!
Al año siguiente, con Whuffie Bank, fue más que nada algo que hicimos para divertirnos. Atravesamos por todo el mismo proceso, pero ya con la tranquilidad de conocer mejor qué es lo que buscan y cómo presentarlo. También fue una sorpresa enorme para nosotros, dado que detrás del Whuffie Bank había una idea muy descabellada. Intentamos hacer un mini-documental sobre la crónica de ese viaje, del cual solo pudimos completar el trailer
Software is the new Rock – Trailer from The Whuffie Bank on Vimeo.
—Popego prendió muy rápido pero luego vimos que bajaste el acelerador, ¿Por qué crees que esto sucedió?
—Popego creció rápido pero en un segmento de usuarios muy geeks. Era un servicio muy complejo para el usuario medio (requería que tuvieras actividad en twitter, blogs, facebook para realmente sacarle jugo), por lo cual era difícil ganar masividad y a la vez, en pos de hacerlo crecer, iba a requerir de mucha inversión. Nuestra meta era levantar capital en EE.UU, pero ese año estalló la crisis de las hipotecas y los inversores se recluyeron en las compañías ya invertidas. Por eso tuvimos que virar nuestro modelo de negocio a algo donde pudiéramos vender nuestra tecnología a otras empresas, y creamos Meaningtool usando la misma tecnología. Con Meaningtool apuntamos a optimizar la publicidad online y ahí la empresa creció como un laboratorio de innovación apostando a generar más ideas. Para nosotros fue importante no quedarnos obsesionados con la primera idea que tuvimos.
Un startup es algo que debe sobrevivir en la jungla, y como en todo entorno, es un juego muy darwiniano: sobrevive el más apto. Por eso hay que estar abierto siempre al cambio y a replantearse las ideas de uno respecto a la realidad (y el mercado).
—¿Qué es Grupo42 y como se dio la unión con Popego?
—En Diciembre anunciamos que Popego, como empresa de Inteligencia Artificial para Internet y Boo-Box, el ad network más importante de Brasil, se fusionaron. Esa unión, de una empresa argentina y una brasileña, dio nacimiento a Grupo 42. Nuestra meta es levantar bien alto la bandera de la Tecnología Latinoamericana.
Tradicionalmente, el desarrollo tecnológico de América Latina se relaciona con bajos costos (outsourcing) o con productos que son copycats de innovaciones extranjeras. Nosotros estamos convencidos de que podemos generar innovación tecnológica real, creando productos y servicios que no se hayan visto nunca antes en el mundo. Soñamos con que dentro de algunos años, cuando una tecnología o servicio diga «Made in Latin America» provoque el mismo efecto de algo que dice «Made in Japan». De hecho, durante muchos años, decadas atrás, la tecnología japonesa era considerada de segunda mano hasta que decidieron apostar conscientemente a la innovación tecnológica. No vemos razones por qué no podamos hacer lo mismo desde América Latina, aprovechando la transformación radical del planeta que está trayendo internet, y por eso dimos nacimiento a Grupo 42, algo que encarna muy profundamente los valores de quienes fundamos esta nueva empresa.
—Santi, ¿para dónde vas ahora? Te vemos en radio y empujando la tecnología y emprendimiento en Baires.
—En Argentina me dieron un lugar muy privilegiado en la radio en el programa «Basta de Todo», uno de los más escuchados en FM. Y fue una experiencia increíble, porque se pudo hacer una columna radial que evitara el cliché de vender el último teléfono de moda, para ponernos a pensar y hasta filosofar sobre el lugar que ocupa la tecnología en nuestras vidas. Este año voy a continuar con mi trabajo en la radio, e incluso arrancar algunos proyectos para la televisión.
Más allá de eso, hoy estoy a cargo del laboratorio de innovación de Grupo 42, algo que es un rol hecho a medida de lo que me gusta, asi que seguiremos craneando ideas nuevas de todo tipo.
—Finalmente, ¿cómo ves el emprendimiento en Argentina, y en general en la región?
—Creo que estamos en una época inédita en América Latina en general. Donde se ve mucho crecimiento en nuestro países dentro del fenómeno BRIC, a la par que en Europa, EE.UU y Japón viven una crisis económica con poco precedente. A su vez, la tecnología sigue validando el hecho de que genera inmensos retornos económicos, entonces crear tecnología desde nuestros países se manifiesta como una oportunidad más que interesante para los capitales sedientos de oportunidades. En São Paulo se ve una actividad muy ebulliciente, tal vez como consecuencia de que en pocos años habrá Mundial y Olimpiadas en Brasil, lo cual garantiza oportunidades buenas para mucha gente. Y países como Argentina y Chile tienen mucho para ganar sabiendo jugar a la par con nuestros colegas de Brasil.
Creo que si aprendemos a vernos como el mismo gran país sudamericano que somos, no nos frena nadie.